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Mostrando las entradas de diciembre 31, 2017

Los maestros que admiro

Admiro a todos los maestros. Cada mañana miles de ellos dejan sus hogares desde muy temprano para marchar a los barrios y las veredas de nuestro país con una misión que los expone en gran medida. Porque el maestro siempre está expuesto: a la burla, al irrespeto, a la violencia, al desprecio, a las enfermedades y accidentes laborales. Conozco numerosos casos de mujeres y hombres que han dejado en las escuelas sus gargantas, sus caderas, sus espaldas, y hasta su cordura. Insisto aquí en que los admiro a todos, pero tengo motivos para admirar a algunos especialmente. Admiro a los maestros que no lo son por la paga. Comparto que la profesión docente merece ser muy bien remunerada, pero pienso que la remuneración (justa o injusta) no debe ser el motivo para elegirla.  Admiro a los maestros que escuchan a sus estudiantes, que los dejan hablar y valoran lo que dicen.  Construir discursos plurales en el aula es mucho más difícil que acaparar la palabra con el pretexto de que el pr