Las tres cegueras
Un
refrán dice “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Me he preguntado si
en cuestiones de ceguera (ideológica) podemos hablar de mejor y peor. Mientras
intentaba responderme se me ocurrió que hay tres tipos de ceguera: el que no
ve, el que no quiere ver y el que solo ve lo que quiere.
La primera, el que no ve,
es la más ingenua de todas. En cierta forma todos vamos por el mundo con este
tipo de ceguera. Hace poco un gentil economista quiso explicarme en los cinco
minutos que duró nuestro encuentro la relación entre invierno y plusvalía.
Quise comprender sus planteamientos pero creo que necesitaría unos cuantos
saberes previos y mucho más tiempo. El gentil economista sonrió y asumió el
fracaso jocosamente.
La ceguera del que no quiere ver, en cambio, no resulta tan
tolerable. Supongamos que alguien piensa que votar es infructuoso y nos
empeñamos en explicarle lo contrario, en hacerle ver los beneficios del voto.
Sin embargo esta persona no comprende ni acepta nuestros argumentos porque no
desea hacerlo, porque se siente segura de su creencia y no quiere modificarla.
Siempre ha pensado así. No tiene razones para su posición pero tampoco está
interesada en aceptar las razones que sustentan otra mirada de las cosas. Generalmente
este tipo de ceguera está acompañada de silencio. Este ciego no conversa, no
discute, no contradice. Podemos gastarnos horas enteras exponiéndole nuestro
parecer y al final obtendremos un simple “No me convence”.
La tercera ceguera, por el contrario, es padecida por gente
que razona y se expresa, lamentablemente siempre en favor de su convencimiento.
Si se trata, por ejemplo, de alguien que piensa que la adopción por parte de
parejas homosexuales no debería aprobarse, estará pendiente de todo hecho o
dato que corrobore su parecer. Si una noticia informa que en un ataque de celos
un homosexual mató a su pareja, de inmediato esta persona dirá “Y así quieren
darles niños en adopción…”. Por supuesto quien padece esta ceguera no aceptará
que le mencionen cientos de casos de homicidios en parejas heterosexuales,
incluso delante de sus hijos. “Pues que les den esos niños a otra pareja que no
pueda tener hijos, hay muchas”, dirá, refiriéndose por supuesto a otra pareja
heterosexual.
La primera ceguera tiene que ver con la ignorancia. La
segunda con la cerrilidad. Y la tercera con la terquedad ¿Cuál de las tres es
peor? Creo que la primera es la menos peor. La ignorancia se puede superar. Con
tiempo y esfuerzo yo podría aprender de plusvalía. Entre las otras dos no me
atrevo a elegir. Me resulta tan lamentable el estado de quien no quiere ver
como el de quien solo ve lo que quiere. Creo que a muchos nos impacienta que no
acepten ni consideren nuestro punto de vista. No porque creamos que siempre tenemos
la razón sino porque anhelamos confirmar si la tenemos. A veces quedamos
satisfechos si alguien nos demuestra lo contrario o por lo menos nos deja
perturbados.
Por supuesto no quiero para mí las cegueras del cerril y del
terco, pero no voy a negar que he tenido síntomas de ambas ¿Y usted?
Ya no veo, uso gafas, pero quiero-lease ver- comprender su disertación. Será que si no uso gafas puedo ver lo que usted quiere?
ResponderBorrarAh! Quiero ver, así sea con gafas para ver lo que usted quiere.
Interesante! Interesante, ver sin ver. Mirar sin ver y sentir para imaginar.
Buena metáfora la de las gafas, Nauro. Me hace reflexionar porque creo que las gafas se usan por fallas estructurales generalmente irreversibles. Debido a eso necesitamos ayudas artificiales. No sé si las cegueras ideológicas sean similares.
BorrarMuy intetesante pero creo que definitivamente cada uno ve lo que quiere, que las tres formas que mencionas son reales y que con la primera tambien es con la que me identifico. Interesante propuesta.
ResponderBorrarMuy bueno el texto, los paradigmas y creencias nos enceguecen, y a veces causan mucho daño, pues nos impiden comprender a los otros. Un abrazo
ResponderBorrarMuy bueno el texto, los paradigmas y creencias nos enceguecen, y a veces causan mucho daño, pues nos impiden comprender a los otros. Un abrazo
ResponderBorrarLas dos últimas cegueras siguen afectando a nuestra sociedad, me gusta la ejemplificación y la interacción con nosotros tus lectores.
ResponderBorrarBuen día amigo Fabio, y si a esas dos clases de ceguera le sumamos la indiferencia?
ResponderBorrarMuy cierto, Alfonso. Sería algo así como "hacerme el que no veo"
BorrarAsí de sencillo. Y qué decir del efecto de los medios de comunicación sobre la ceguera. Saludo a Fabio y la aldea sangileña.
ResponderBorrarClaro, Jorge. Un compañero me propuso una ceguera más: "el que solo ve lo que otros le muestran". Creo que voy a tener que editar este texto. Desde el título en adelante.
BorrarQuienes se han atrevido a través de la historia a ver lo que el común de la gente no ve, han sido tildados de locos y es apenas obvio, ver el mundo redondo como lo veía la antigua filosofía griega, era una locura, o plantear un viaje a la luna. por ello una cosa es aferrarse a los paradigmas del pensamiento y actuar bajo su influjo y otra muy distinta es que el pensamiento nos permita crear y diseñar nuevos esquemas, mundos nuevos bajo nuevos paradigmas.
ResponderBorrarGracias Profe por permitirnos hacer estas elucubraciones.
Parece un hecho que siempre hay gente que ve mejor que uno. Gracias por la lectura.
Borrar